viernes, 30 de mayo de 2008

EL ALQUIMSTA CELEBRA 20 AÑOS

LAS CRITICAS NEGATIVAS ME AYUDARON

Muchas de las personas que conozco y que están vinculadas con la literatura no tienen mayor simpatía por Paulo Coelho. Es más - que yo recuerde - cuando éste estuvo por Lima dando algunas conferencias, los bandos se dividieron entre quienes lo menospreciaron públicamente y los que, simplemente, lo ignoraron por completo.
Alcancé a leer El Alquimista hace mucho tiempo. Confieso que terminé de leerlo más por disciplina que por libre voluntad. Como a muchos, me molesta que se use una historia para intentar ofrecerme descaradamente un mensaje de autoayuda. Es tan molesto como cuando se usa la literatura para presentar torpemente una opción política.

Ahora bien, encuentro en la revista Ñ una nota en donde se da cuenta de la celebración de los 20 años de la primera edición de El Alquimista. Libro que ya ha vendido más de cien millones de ejemplares. ¡Nada más! Paulo Coelho declaró que gran parte de ese éxito se debe a las críticas negativas que recibió desde muchos frentes. Es más, dijo: "Si hubiera tenido una crítica positiva nunca hubiera vendido cien millones de ejemplares”. En otro momento, agregó: "La crítica ha sido muy positiva en el sentido de que siempre me criticó". También recordó que cuando publicó la obra en Brasil apenas se vendieron novecientos ejemplares y fue el boca-oreja del lector, y no la crítica, lo que hizo multiplicar la cifra de ventas hasta los 35 millones de ejemplares editados 67 idiomas.
Para terminar, queda felicitarlo por su éxito en ventas, si hubiera que confrontarlo con otros libros de autoayuda.

jueves, 29 de mayo de 2008

ADIOS, ALEJANDRO ROMUALDO

CUANDO MUERE UN POETA

Queda un vacío que, principalmente, se percibe con el alma. También como que se quiebra la cadencia de una oración y se piensa con pena en esa página que se quedará en blanco para siempre. Cuando muere un poeta solo queda guardar el luto respetuoso, y leer sus versos.
Alejandro Romualdo ha muerto a una edad respetable y nos deja una herencia de palabras que guardaremos con cariño. Escritor, periodista y dibujante. Estudió literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y obtuvo en 1949 el Premio Nacional de Poesía. Entre sus obras más reconocidas figura el famoso poema Canto coral a Túpac Amaru, publicado en el libro Edición Extraordinaria (1958).
Ademas, fue autor de otras obras importantes como La torre de los alucinados (1949), Poesía (1954), El cuerpo que tú iluminas (1951), Desde abajo (1961), Como Dios manda (1967), El movimiento y el sueño (1971), Cuarto mundo (1972), En la extensión de la palabra (1974), Poemas (1975) y Poesía íntegra (1986).
De Alejandro Romualdo, Carlos Germán Belli, otra de las figuras de la poesía peruana, dijo alguna vez, que era una figura emblemática de la poesía comprometida con el sentido solidario y que supo conjugar lo ético con lo estético... Su legado está más allá de la impronta personal, de la actitud ideológica. La trascendencia literaria de sus textos está por encima.
Sus cuerpo se velará en la Casona de la Universidad San Marcos.


SOBRE LA INFANCIA

La infancia nos llena la cabeza de luciérnagas

de polvo las rodillas y los ojos nos cubre

dulcemente. La infancia nos llena las manos

de globos y limosnas; la boca, de pitos y azucenas

y nos cubre las espaldas con sus plumas de cigüeña.

En la infancia son monarcas los ratones y los dientes.

¡Oh la infancia, la hora blanca del reloj,

el tierno silabario, el bonete de los ángeles y el

duende

!Uno se siente nuevo, herido por un corcho,

muerto heroicamente sobre un caballo de madera:

amo mi infancia, mi corazón en pantalones cortos.


de “LA TORRE DE LOS ALUCINADOS"

martes, 27 de mayo de 2008

SALA DE TEATRO "VARGAS LLOSA"

UN NUEVO ESPACIO TEATRAL

Se dice que el Vargas Llosa novelista, redujo a su mínima expresión al Vargas Llosa dramaturgo. Quizás. No obstante, cuando el escritor cumplió hace poco los 72 años expresó que el teatro era una de sus pasiones más firmes. Autor de un respetable número de obras de teatro, Vargas Llosa se enorgullece por estos días con el montaje de su más reciente creación teatral Al pie del Támesis.
De otro lado, qué gratificante es enterarse de que ya hay una nueva sala de teatro que, además, cuenta con muchas ventajas que van, desde la calidad de los servicios para el público hasta un excelente soporte técnico que respaldará la prestancia de montajes modernos. En San Borja se busca establecer un espacio atractivo para quienes gustan del teatro.
Asistir a una obra teatral es una experiencia singular. Al placer de seguir el desarrollo de la historia (aun cuando a veces se conoce la trama), se le agrega la curiosidad por la sopresa, tanto visual como sonora. Todo ello, aparte de esa sensación de estar metido dentro del mismo espacio en donde se desarrollan los hechos, como si uno fuese capturado físicamente por la ficción.
La Biblioteca Nacional se propone convertir su flamante local de San Borja en un centro cultural, como tiene que ser. Y con la contribución de la Fundación BBVA Banco Continental se prepara para ello. De otro lado, los productores teatrales de la Asociación Cultural Plan 9 buscan el sueño de contar con una sala para mantener la continuidad de sus propuestas. Después de un año de negociaciones, esos tres intereses han convergido en un solo proyecto común al anunciar el lanzamiento del teatro Mario Vargas Llosa (nombre gestionado por las autoridades de la biblioteca y concedido por el propio escritor) en lo que fuera el excelente auditorio de la BNP.
Así, el teatro Mario Vargas Llosa se estrenará frente a su público este jueves 29 de mayo. Plan 9 decidió empezar esta tarea reponiendo por cinco semanas "La nona", la negra comedia del argentino Roberto Cossa que logró un gran éxito en el Teatro Británico el año pasado. Suerte para todos los que se han embarcado en este respetable proyecto.

lunes, 26 de mayo de 2008

TANIA CANTA A VALLEJO


LA CANTANTE, EL ESCRITOR Y EL POETA
Hace algunos días escribí un post avisando que en Italia se iba a realizar un homenaje a nuestro poeta César Vallejo. La noticia - que ya era en sí emocionante - se enriquecía por la presencia de escritores peruanos y de otros lugares del mundo que iban a leer al poeta; con el agregado de que los poemas serían recitados en cuatro lenguas: ingles, italiano, castellano y quechua. No obstante, la cosa mejoraba más porque Tania Libertad iba a cantar algunas musicalizaciones de la poesía vallejiana. Todo un evento que a muchos nos hubiera gustado ver. Ojalá se logre traer un espectáculo de esa calidad a esta, nuestra grisácea capital.
Leo el correo de Salem del escritor Eduardo Gonzales Viaña y me encuentro con una nota emotiva sobre el homenaje y sobre la inolvidable Tanía Libertad. Asimismo me tomo la libertad de colgar un video del recuerdo en donde la connotada Tania demuestra su calidad.

Por Eduardo Gonzales Viaña

Arturo Corcuera y yo cenábamos con Mario Benedetti en Lima una noche cualquiera de los años 70. Le pregunté al gran poeta uruguayo cuál era su mayor deseo en ese instante.
-Que a mi poesía le ponga música y la cante Tania Libertad.- me respondió.- ¿Y el tuyo?
Pudo haber sido el último deseo de su vida porque, durante la madrugada, llegó un grupo de soldados, lo apresaron y lo enviaron a Buenos Aires. Si allí no lo hacía desaparecer la dictadura de Videla, lo harían los paramilitares de la Triple A que se la tenían jurada. Felizmente, se salvó, pero esa es otra historia.
-Yo preferiría cantar al lado de Tania- repliqué.
Tania era por entonces una muy joven pero extraordinaria cantante. La admiración que le teníamos se asemejaba a la que desde otros lados del continente nos suscitaban, entre otros, Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa o Atahualpa Yupanqui.
Éramos sus “fans” no únicamente por la calidad de su sonido vocal, de un timbre cristalino que semeja una cascada, sino también por el encanto que desprendía su presencia sobre el escenario y por la firmeza de sus convicciones sociales.
Tanto a Benedetti como a mí se nos han cumplido los deseos. “La vida ese paréntesis” se llama el CD en el que Tania interpreta poemas que, en su voz, parecen haber nacido como canciones. El primero de los textos- “Papel mojado” lo interpreta en dueto con Joan Manuel Serrat.
“De él las palabras, de ella la voz. Oyéndolas estamos más cerca del mundo, más cerca de la libertad, más cerca de nosotros mismos.”- ha escrito José Saramago al escuchar este disco.
Para mí, el deseo de cantar con ella se cumplió la semana pasada en Turín en el marco de la Feria Internacional del Libro y durante un homenaje a nuestro César Vallejo que organizaran la editorial Gorée y una asombrosa asociación cultural llamada Nuovi Orizzonti Latini.
“Siento a Dios que camina/ tan en mí con la tarde y con el mar”- comencé a leer el poema “Dios” con unas diez mil personas frente al escenario. No me acuerdo cuánto tiempo pasó hasta el final “Yo te consagro, Dios, porque amas tanto/ porque jamás sonríes, porque siempre/ debe dolerte mucho el corazón…”
Unos minutos más tarde, Tania repetía el poema, pero lo hacía cantando. Escucharla me hizo sentir que Vallejo volvía a ser voz viva y real. En la música, decía Schopenhauer, todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
No recuerdo cuántos poemas leí, pero esa noche supe que, al recitar, gracias a Tania, yo también estaba cantando. Muchos de los presentes no hablaban castellano y, sin embargo, sentían los poemas. Ellos también se habían convertido en música. Los diarios dirían después que el homenaje peruano a Vallejo había sido algo de lo más espectacular de la feria.

sábado, 24 de mayo de 2008

NUEVO "BOOM" DE LA LITERATURA LATINOAMERICANA


En la Feria Internacional del libro en Santo Domingo, se dijo:

LATINOAMERICA VIVE UN "NUEVO ESTALLIDO" LITERARIO
Las letras en América Latina viven un nuevo estallido, como revela la gran cantidad de editores de otras partes del mundo que se animan cada día más a publicar a nuestros autores, dijo en estos días el director de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, Alejandro Arvelo. Con gran emotividad, éste recordó el auge que experimentaron las letras hispanas entre los años 50 y 70 del pasado siglo, esplendor literario al que se denominó con la onomatopeya "boom". Para luego agregar: "Sin embargo, es evidente que las letras latinoamericanas están teniendo un nuevo boom, un nuevo estallido".
Arvelo hizo estas manifestaciones a Efe con motivo del cierre de este evento cultural, del que hizo una buena valoración por el volumen de ventas y la asistencia de público registrado y que propició una prórroga de cinco días tras su clausura oficial. Según las cifras entregadas por Arvelo, hasta el momento de la clausura oficial se habían producido 1.600.000 visitas y ventas de libros por valor de 62 millones de pesos dominicanos (unos 762.000 dólares, nada más y nada menos). Hemos tenido ventas récord, una asistencia sin precedentes y el índice medio de satisfacción del público ha sido muy favorable, señaló.
Un dato que revela el auge de la literatura latinoamericana, según el director de la Feria del Libro, ha sido la presencia en esta undécima edición del certamen de autores invitados de España, México, Colombia, Guatemala, Brasil, Portugal, Panamá y Cuba, además de Puerto Rico y Jamaica. Junto a ello, Arvelo destacó también la presencia sin precedentes en cuanto al número de editoras internacionales en lengua francesa e inglesa. En esta feria participaron 656 expositores de 44 países y 106 escritores extranjeros, entre ellos el premio Nobel de 2002, Derek Walcott y el ganador del Pulitzer de este año, el dominicano Junot Díaz. La cita cultural estuvo dedicada en esta undécima edición a los 18 países que conforman la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y al desaparecido historiador y ensayista dominicano Emilio Rodríguez Demorizi, autor de más de 100 obras.
Postdata:
Por este lado del mundo, vale anotar la gran acogida que está teniendo la Feria del Libro del Mega Plaza, en el denominado Cono Norte. Cerrando la boca a todos los que teníamos el prejuicio de que ciertas zonas y segmentos de Lima no tenían simpatía por las artes - y en especial por la literatura- . Esta se ha convertido en una experiencia grata y alentadora.

jueves, 22 de mayo de 2008

La fama mediática del escritor Guo Jingming


ES EL AUTOR MÁS FAMOSO DE CHINA

Guo Jingmin no solo se ha convertido en un escritor a tiempo completo (que ya es bastante); sino que a los 24 años es un escritor famoso e idolatrado, principalmente, por los jóvenes en China y demás países asiáticos. Ha vendido más de un millón de ejemplares de sus cuatro novelas y el año pasado fue el escritor chino que más dinero ganó: un millón y medio de dólares (apenas).
Guo Jingming se traviste, es mediático, escándaloso y, con todo ese histrionismo, desafia a un régimen groseramente pacato y represivo.
Conocido como el hermano mayor Guo, resulta ser más conocido y exitoso que Gao Xingjian, quien ganó el Premio Nobel en 2000, o que Jiang Rong, el autor de la popular novela Wolf Totem (El tótem lobo), que acaba de publicarse con aceptable éxito en los Estados Unidos.
Este extravagante escritor ha desafiado todo lo que el régimen chino ha marcado como correcto. Con una verdadera obsesión por su imagen, utiliza su blog para colgar, entre otras excentricidades, sus fotografías semidesnudo, en la ducha, vestido con camisas estilo Luis XVI o envuelto en accesorios de lujosas tiendas. Miles de adolescentes desbordan las sesiones de firmas. Algunos suben declaraciones de amor a su blog como "Little Four, te voy a querer siempre". Ahora bien, no es que todos lo adoren, aunque se diría que todos lo conocen. El otoño pasado se le votó como el personaje famoso más odiado de China por tercer año consecutivo.
Se afirma que las novelas de Guo se concentran en la mente torturada de sus personajes adolescentes, quienes cultivan su melancolía pasando horas sentados bajo los árboles, o tratando de olvidar su realidad mediante el alcohol, las peleas y el karaoke. Guo declara: "Mi principal objetivo es contar bien la historia y que todos la disfruten". Sin embargo, el autor precisa que eso no equivale a decir que se dedica por completo a la evasión. A pesar del melodrama y la abundancia de marcas, el espacio urbano contemporáneo de dichas novelas está mucho más cerca de la realidad de sus lectores que el ámbito rural de los clásicos modernos chinos.
Probablemente, agrego yo ahora, parte de la connotación de Guo se deba a la fuerte intolerancia y represión que impera en ese país. La fama de Guo y otros escritores de su generación probablemene siga aumentando en la medida que el régimen chino persista en esa envejecida y cerrada actitud hacia la expresión política y cultural. Esto sin desmerecer la segura calidad de sus novelas.
De otro lado, que no nos sorprenda que surjan por aquí algunos émulos de Guo.Es decir, escritores que, en la búsqueda de la consagración y reconocimiento mediático, nos invadan con ingenuas extravagancias.

miércoles, 21 de mayo de 2008

CUENTO DE MARIO BENEDETTI


ESCRITOR ENFERMO

La noticia va y viene. Mario Benedetti está muy mal de salud y sus entradas y salidas del hospital son cada vez más frecuentes. El tiempo no perdona, aun cuando a veces podría hacer excepciones, digo.
En fin, como a los escritores hay que tenerlos en donde son inmortales, cuelgo un cuento suyo. Todo mientras esperamos que las cosas tengas que suceder. Si la muerte así lo quiere, ojalá nos lo deje un tiempo más, solo por tenerlo un poco más, y hasta visitarlo, ¿cierto, Carla? Mario, te queremos.

SABADO DE GLORIA

Desde antes de despertarme, oí caer la lluvia. Primero pensé que serían las seis y cuarto de la mañana y debía ir a la oficina pero había dejado en casa de mi madre los zapatos de goma y tendría que meter papel de diario en los otros zapatos, los comunes, porque me pone fuera de mí sentir cómo la humedad me va enfriando los pies y los tobillos. Después creí que era domingo y me podía quedar un rato bajo las frazadas. Eso -la certeza del feriado- me proporciona siempre un placer infantil. Saber que puedo disponer del tiempo como si fuera libre, como si no tuviera que correr dos cuadras, cuatro de cada seis mañanas, para ganarle al reloj en que debo registrar mi llegada. Saber que puedo ponerme grave y pensar en temas importantes como la vida, la muerte, el fútbol y la guerra.
Durante la semana no tengo tiempo. Cuando llego a la oficina me esperan cincuenta o sesenta asuntos a los que debo convertir en asientos contables, estamparles el sello de contabilizado en fecha y poner mis iniciales con tinta verde. A las doce tengo liquidados aproximadamente la mitad y corro cuatro cuadras para poder introducirme en la plataforma del ómnibus. Si no corro esas cuadras vengo colgado y me da náusea pasar tan cerca de los tranvías. En realidad no es náusea sino miedo, un miedo horroroso.
Eso no significa que piense en la muerte sino que me da asco imaginarme con la cabeza rota o despanzurrado en medio de doscientos preocupados curiosos que se empinaran para verme y contarlo todo, al día siguiente, mientras saborean el postre en el almuerzo familiar. Un almuerzo familiar semejante al que liquido en veinticinco minutos, completamente solo, porque Gloria se va media hora antes a la tienda y me deja todo listo en cuatro viandas sobre el primus a fuego lento, de manera que no tengo más que lavarme las manos y tragar la sopa, la milanesa, la tortilla y la compota, echarle un vistazo al diario y lanzarme otra vez a la caza del ómnibus. Cuando llego a las dos, escrituro las veinte o treinta operaciones que quedaron pendientes y a eso de las cinco acudo con mi libreta al timbrazo puntual del vicepresidente que me dicta las cinco o seis cartas de rigor que debo entregar, antes de las siete, traducidas al ingles o al alemán.
Dos veces por semana, Gloria me espera a la salida para divertirnos en un cine donde ella llora copiosamente y yo estrujo el sombrero o mastico el programa. Los otros días ella va a ver a su madre y yo atiendo la contabilidad de dos panaderías, cuyos propietarios -dos gallegos y un mallorquín- ganan lo suficiente fabricando bizcochos con huevos podridos, pero mas aún regentando las amuebladas más concurridas de la zona sur. De modo que cuando regreso a casa, ella esta durmiendo o -cuando volvemos juntos- cenamos y nos acostamos en seguida, cansados como animales. Muy pocas noches nos queda cuerda para el consumo conyugal, y así, sin leer un solo libro, sin comentar siquiera las discusiones entre mis compañeros o las brutalidades de su jefe, que se llama a sí mismo un pan de Dios y al que ellos denominan pan duro, sin decirnos a veces buenas noches, nos quedamos dormidos sin apagar la luz, porque ella quería leer el crimen y yo la página de deportes.
Los comentarios quedan para un sábado como este. (Porque en realidad era un sábado, el final de una siesta de sábado.) Yo me levanto a las tres y media y preparo el té con leche y lo traigo a la cama y ella se despierta entonces y pasa revista a la rutina semanal y pone al día mis calcetines antes de levantarse a las cinco menos cuarto para escuchar la hora del bolero. Sin embargo, este sábado no hubiera sido de comentarios, porque anoche después del cine me excedí en el elogio de Margaret Sullavan y ella sin titubear, se puso a pellizcarme y, como yo seguía inmutable, me agredió con algo más temible y solapado como la descripción simpática de un compañero de la tienda, y es una trampa, claro, porque la actriz es una imagen y el tipo ese todo un baboso de carne y hueso. Por esa estupidez nos acostamos sin hablarnos y esperamos una media hora con la luz apagada, a ver si el otro iniciaba el trámite reconciliatorio. Yo no tenía inconveniente en ser el primero, como en tantas otras veces, pero el sueño empezó antes de que terminara el simulacro de odio y la paz fue postergada para hoy, para el espacio blanco de esta siesta.
Por eso, cuando vi que llovía, pensé que era mejor, porque la inclemencia exterior reforzaría automáticamente nuestra intimidad y ninguno de los dos iba a ser tan idiota como para pasar de trompa y en silencio una tarde lluviosa de sábado que necesariamente deberíamos compartir en un departamento de dos habitaciones, donde la soledad virtualmente no existe y todo se reduce a vivir frente a frente. Ella se despertó con quejidos, pero yo no pensé nada malo. Siempre se queja al despertarse.
Pero cuando se despertó del todo e investigué en su rostro, la noté verdaderamente mal, con el sufrimiento patente en las ojeras. No me acordé entonces de que no nos hablábamos y le pregunté qué le pasaba. Le dolía en el costado. Le dolía muy fuerte y estaba asustada.
Le dije que iba a llamar a la doctora y ella dijo que sí, que la llamara en seguida. Trataba de sonreír pero tenía los ojos tan hundidos, que yo vacilaba entre quedarme con ella o ir a hablar por teléfono. Después pensé que si no iba se asustaría más y entonces bajé y llamé a la doctora.
El tipo que atendió dijo que no estaba en casa. No sé por qué se me ocurrió que mentía y le dije que no era cierto, porque yo la había visto entrar. Entonces me dijo que esperara un instante y al cabo de cinco minutos volvía al aparato e inventó que yo tenia suerte, porque en este momento había llegado. Le dije mire qué bien y le hice anotar la dirección y la urgencia.
Cuando regresé, Gloria estaba mareada y aquello le dolía mucho más. Yo no sabía qué hacer. Le puse una bolsa de agua caliente y después una bolsa de hielo. Nada la calmaba y le di una aspirina. A las seis la doctora no había llegado y yo estaba demasiado nervioso como para poder alentar a nadie. Le conté tres o cuatro anécdotas que querían ser alegres, pero cuando ella sonreía con una mueca me daba bastante rabia porque comprendía que no quería desanimarme. Tomé un vaso de leche y nada más, porque sentía una bola en el estómago. A las seis y media vino al fin la doctora. Es una vaca enorme, demasiado grande para nuestro departamento. Tuvo dos o tres risitas estimulantes y después se puso a apretarle la barriga. Le clavaba los dedos y luego soltaba de golpe.
Gloria se mordía los labios y decía sí, que ahí le dolía, y allí un poco mas, y allá mas aun.
Siempre le dolía más.
La vaca aquella seguía clavándole los dedos y soltando de golpe. Cuando se enderezó tenía ojos de susto ella también y pidió alcohol para desinfectarse. En el corredor me dijo que era peritonitis y que había que operar de inmediato. Le confesé que estábamos en una mutualista y ella me aseguró que iba a hablar con el cirujano.
Bajé con ella y telefoneé a la parada de taxis y a la madre. Subí por la escalera porque en el sexto piso habían dejado abierto el ascensor. Gloria estaba hecha un ovillo y, aunque tenía los ojos secos, yo sabía que lloraba. Hice que se pusiera mi sobretodo y mi bufanda y eso me trajo el recuerdo de un domingo en que se vistió de pantalones y campera, y nos reíamos de su trasero saliente, de sus caderas poco masculinas.
Pero ahora ella con mi ropa era sólo una parodia de esa tarde y había que irse en seguida y pensar.
Cuando salíamos llegó su madre y dijo pobrecita y abrígate por Dios. Entonces ella pareció comprender que había que ser fuerte y se resignó a esa fortaleza. En el taxi hizo unas cuantas bromas sobre la licencia obligada que le darían en la tienda y que yo no iba a tener calcetines para el lunes y, como la madre era virtualmente un manantial, ella le dijo si se creía que esto era un episodio de radio. Yo sabía que cada vez le dolía más fuerte y ella sabía que yo sabía y se apretaba contra mí.
Cuando la bajamos en el sanatorio no tuvo más remedio que quejarse. La dejamos en una salita y al rato vino el cirujano. Era un tipo alto, de mirada distraída y bondadosa. Llevaba el guardapolvo desabrochado y bastante sucio. Ordenó que saliéramos y cerró la puerta.
La madre se sentó en una silla baja y lloraba cada vez más. Yo me puse a mirar la calle; ahora no llovía.
Ni siquiera tenía el consuelo de fumar. Ya en la época de liceo era el único entre treinta y ocho que no había probado nunca un cigarrillo. Fue en la época de liceo que conocí a Gloria y ella tenía trenzas negras y no podía pasar cosmografía. Había dos modos de trabar relación con ella. O enseñarle cosmografía o aprenderla juntos. Lo último era lo apropiado y, claro, ambos la aprendimos.
Entonces salió el médico y me preguntó si yo era el hermano o el marido. Yo dije que el marido y él tosió como un asmático. "No es peritonitis", dijo, "la doctora esa es una burra". "Ah", "Es otra cosa. Mañana lo sabremos mejor." Mañana. Es decir que. "Lo sabremos mejor si pasa esta noche. Si la operábamos, se acaba. Es bastante grave pero si pasa hoy, creo que se salva".
Le agradecí -no sé qué le agradecí- y el agregó: " La reglamentación no lo permite, pero esta noche puede acompañarla." Primero pasó una enfermera con mi sobretodo y mi bufanda. Después pasó ella en una camilla, con los ojos cerrados, inconsciente.
A las ocho pude entrar en la salita individual donde habían puesto a Gloria. Además de la cama había una silla y una mesa. Me senté a horcajadas sobre la silla y apoyé los codos en el respaldo. Sentía un dolor nervioso en los párpados, como si tuviera los ojos excesivamente abiertos. No podía dejar de mirarla. La sábana continuaba en la palidez de su rostro y la frente estaba brillante, cerosa. Era una delicia sentirla respirar, aun así con los ojos cerrados. Me hacía la ilusión de que no me hablaba sólo porque a mí me gustaba Margaret Sullavan, de que yo no le hablaba porque su compañero esa simpático. Pero, en el fondo, yo sabía la verdad y me sentía como en el aire, como si este insomnio fuera una lamentable irrealidad que me exigía esta tensión momentánea, una tensión que de un momento a otro iba a terminar.
Cada eternidad sonaba a lo lejos un reloj y había transcurrido solamente una hora. Una vez me levanté y salí al corredor y caminé unos pasos. Me salió un tipo al encuentro, mordiendo un cigarrillo y preguntándome con un rostro gesticuloso y radiante "Así que usted también está de espera?" Le dije que sí, que también esperaba. "Es el primero", agrego, "parece que da trabajo". Entonces sentí que me aflojaba y entré otra vez en la salita a sentarme a horcajadas en la silla. Empecé a contar las baldosas y a jugar juegos de superstición, haciéndome trampas. Calculaba a ojo el número de baldosas que había en una hilera y luego me decía que si era impar se salvaba. Y era impar. También se salvaba si sonaban las campanadas del reloj antes de que contara diez. Y el reloj sonaba al contar cinco o seis. De pronto me hallé pensando: "Si pasa de hoy..." y me entró el pánico. Era preciso asegurar el futuro, imaginarlo a todo trance. Era preciso fabricar un futuro para arrancarla de esta muerte en cierne. Y me puse a pensar que en la licencia anual iríamos a Floresta, que el domingo próximo -porque era necesario crear un futuro bien cercano- iríamos a cenar con mi hermano y su mujer y nos reiríamos con ellos del susto de mi suegra, que yo haría pública mi ruptura formal con Margaret Sullavan, que Gloria y yo tendríamos un hijo, dos hijos, cuatro hijos y cada vez yo me pondría a esperar impaciente en el corredor.
Entonces entró una enfermera y me hizo salir para darle una inyección. Después volví y seguí formulando ese futuro fácil, transparente. Pero ella sacudió la cabeza, murmuró algo y nada más.
Entonces todo el presente era ella luchando por vivir, sólo ella y yo y la amenaza de la muerte, sólo yo pendiente de las aletas de su nariz que benditamente se abrían y se cerraban, sólo esta salita y el reloj sonando.
Entonces extraje la libreta y empecé a escribir esto, para leérselo a ella cuando estuviéramos otra vez en casa, para leérmelo a mí cuando estuviéramos otra vez en casa.
Otra vez en casa. Qué bien sonaba. Y sin embargo parecía lejano, tan lejano como la primera mujer cuando uno tiene once años, como el reumatismo cuando uno tiene veinte, como la muerte cuando sólo era ayer. De pronto me distraje y pensé en los partidos de hoy, en si los habrían suspendido por la lluvia, en el juez inglés que debutaba en el Estadio, en los asientos contables que escrituré esta mañana.
Pero cuando ella volvió a penetrar por mis ojos, con la frente brillante y cerosa, con la boca seca masticando su fiebre, me sentí profundamente ajeno en ese sábado que habría sido el mío.
Eran las once y media y me acordé de Dios, de mi antigua esperanza de que acaso existiera. No quise rezar, por estricta honradez. Se reza ante aquello en que se cree verdaderamente. Yo no puedo creer verdaderamente en él. Sólo tengo la esperanza de que exista. Después me di cuenta de que yo no rezaba sólo para ver si mi honradez lo conmovía. Y entonces recé. Una oración aplastante, llena de escrúpulos, brutal, una oración como para que no quedasen dudas de que yo no quería no podía adularlo, una oración a mano armada. Escuchaba mi propio balbuceo mental, pero escuchaba sólo la respiración de Gloria, difícil, afanosa. Otra eternidad y sonaron las doce. Si pasa de hoy.
Y había pasado. Definitivamente había pasado y seguía respirando y me dormí. No soñé nada.
Alguien me sacudió el brazo y eran las cuatro y diez. Ella no estaba. Entonces el médico entró y le preguntó a la enfermera si me lo había dicho. Yo grité que sí, que me lo había dicho -aunque no era cierto- y que él era un animal, un bruto más bruto aún que la doctora, porque había dicho que si pasaba de hoy, y sin embargo. Le grité, creo que hasta lo escupí frenético, y él me miraba bondadoso, odiosamente comprensivo, y yo sabía que no tenía razón, porque el culpable era yo por haberme dormido, por haberla dejado sin mi única mirada, sin su futuro imaginado por mí, sin mi oración hiriente, castigada.
Y entonces pedí que me dijeran en dónde podía verla. Me sostenía una insulsa curiosidad por verla desaparecer, llevándose consigo todos mis hijos, todos mis feriados, toda mi apática ternura hacia Dios.

martes, 20 de mayo de 2008

REFLEXIONES SOBRE EL LENGUAJE


LA EXTINCIÓN DE LAS LENGUAS

En algunas de mis clases, en donde trato asuntos del lenguaje, cuento que hay más de cinco mil lenguas en el mundo. Agrego, además, que cada lengua no es sólo un sistema articulado de sonidos con la función de comunicar, sino que cada una expresa el modo cultural de la comunidad que la emplea. La lengua es la expresión articulada del sentimiento cultural de un pueblo. Siempre me parece asombroso que, por ejemplo, en lengua quechua haya más palabras que se refieren a las partes de una planta que las que conocemos comúmente en castellano. También que en lengua japonesa haya más de cuarenta palabras en relación con el arro. Que yo sepa mucho más que las conocidas en la lengua de Cervantes.

En ese sentido, vale destacar una nota en la que se menciona que más del cuarenta por ciento de los 6.000 idiomas existentes actualmente en el mundo van a desaparecer hacia la segunda mitad de este siglo. Ese es el vaticinio de un grupo de investigadores reunidos en Estados Unidos quienes calificaron esa declinación como "catastrófica". "Hoy ya existen menos idiomas de los que había hace seis meses", advirtieron en el encuentro anual de la Asociación Estadounidense para el Progreso de la Ciencia. Los lingüistas presentes en el encuentro señalaron el error de pensar que los idiomas hablados por pequeñas comunidades son menos importantes que las grandes lenguas internacionales, como el inglés o el español. El filólogo Stephen Anderson, de la Universidad de Yale, destacó la gran importancia económica de algunos de estos idiomas, como ocurre con algunas lenguas de los indios brasileños que viven en la cuenca del Amazonas."En la Amazonia, existen tribus de indios que poseen conocimiento de remedios naturales en los cuales la industria farmacéutica está interesada. Si esas lenguas mueren no habrá cómo adquirir esos conocimientos". Un poco exagerado el tal Anderson, aunque no demasiado. El científico estadounidense atribuyó a la globalización la responsabilidad por la muerte de muchas lenguas, puesto que muchos individuos se ven obligados a aprender idiomas dominantes para obtener mejor calificación en el mercado de trabajo.
Sin embargo - atención - no cree que una única lengua pueda llegar a dominar el mundo."No lo creo. Si el mundo entero hablase esperanto, en cincuenta o cien años esa lengua ya tendría dialectos y en un par de siglos ya nadie se entendería. La evolución de los idiomas es constante y la condición humana está asociada a la existencia de muchas lenguas".

Estoy pensando en las preguntas que hago sobre las lenguas amerindias en el Perú. En lo odiosas que les pueden parecer las referencias sobre lenguas peruanas como el jacaru o el cauqui, lenguas de las cuales mis alumnos solo han leído en un libro de sociolinguística y con las que no tienen otra vinculación, pero que históricamente - hay que reconocerlo - pertenecen aún a nuestra realidad presente. Cuánto deben odiar ese tipo de preguntas. Lo siento.

lunes, 19 de mayo de 2008

CUANDO CUMPLES AÑOS

Es una marca más en el calendario, y tratas de asumirlo como tal. Después de todo - te dices - los grandes cambios no se dan necesariamente el día en el que cumples años. Pasa cuando pasa y no siempre cuando se quiere. Los cambios hay que asumirlos y, luego, hasta darles día y hora en la bitácora de vida y señalarlos como puntos de quiebre con los que se van construyendo los recuerdos. Es un día más y punto. Meditaciones como esa a veces te aplastan por un rato el día del cumpleaños, hasta que te das un duchazo. Después, frente al espejo, ya despierto, te dejas de meditaciones algo cojudas y armas tu agenda mientras sorbes un buen café, te fumas el primer cigarrillo y te sumerges en el trabajo. Hace ya mucho tiempo que has entendido que el mundo no va a mover una pestaña por ti esa mañana.

Sin embargo, cumplir años te permite recibir el cariño infaltable de la familia, con un toque mayor de ternura ese día. Te ayuda a recordar cuánto te quieren los amigos y cuánto los quieres por aceptarte como eres. Y, claro, engreírte en el regazo de quien te ama. Entonces comprendes que tienes un mundo personal que sí altera su rotación para quererte un poco más.
Cumplir años puede llevarte a recordar lo vivido (con todo lo malo, lo bueno y lo feo que te haya pasado) y puede orillarte a pensar en lo que viene. Ciertamente cada quien sabe cómo manejar lo suyo.
En mi caso siempre me sirve para reencontrarme con los seres que quiero y que tengo cerca, y también con aquellos que están lejos, pero que se las ingenian para comunicarse conmigo a veces con un largo, muy largo abrazo en la distancia. Lo importante de cumplir años es, entonces, confortarte con el cariño de quienes te quieren. Basta con eso para saber que no estás haciendo tan mal las cosas si recibes tantos saludos espontáneos. El cariño es recíproco para cada uno de ustedes.

domingo, 18 de mayo de 2008

LA HISTORIA SE DILUYE

En una de las inolvidables historietas de Quino, Miguelito - el amiguito más contestario de Mafalda - se queja con la profesora porque ésta narra, en el curso de Historia, acontecimientos que ya habían sucedido hacía tiempo. La profesora lo increpa preguntándole cómo quería que le explique entonces el curso de Historia. Miguelito, luego de pensarlo un rato, sentenció: "Podría contarla hacia adelante".
De otro lado, la historia oficial es producto de la interpretación personal. El historiador compila datos, documentados en lo posible; sin embargo, hay una parte en la reconstrucción de los hechos que, definitivamente, se apoya en la subjetividad del historiador. Es decir que hay un elemento inevitable de ficcionalidad en cada libro de historia. Dentro de este marco referencial los invito a leer este artículo de Umberto Eco, extraído de El Comercio del día domingo.

ÉRASE UNA VEZ CHURCHILL

He leído una noticia donde habla de una encuesta realizada en Gran Bretaña: según parece, un cuarto de los ingleses piensa que Churchill es un personaje de fantasía y lo mismo sucede con Gandhi y Dickens. Asimismo, muchos de los encuestados (aunque no se precisa cuántos) habrían sido incluidos entre las personas que existieron realmente a Sherlock Holmes y a Robin Hood.
Mi primer impulso sería no darle más importancia de la que tiene. Claro que me interasaría saber qué franja social pertenece ese cuarto de encuestados que no tiene las ideas claras sobre Churchill y Dickens. Tampoco me asombra que crean que Holmes o Robin Hood existieron realmente porque existe una industria holmesiana que promociona incluso una visita turística al pretendido piso de Baker Street en Londres; y en segundo lugar, porque el personaje que inspiró la leyenda de Robin Hood existió de veras (lo único que lo vuelve irreal es que en los tiempos de la economía feudal se robaba a los ricos para dárselo a los pobres, mientras que tras el advenimiento de la economía de mercado se roba a los pobres para dárselo a los ricos).
Pero también es verdad, y lo notamos cuando se les hacen preguntas a nuestros jóvenes italianos, que las ideas sobre el pasado, aun próximo, son muy vagas. Uno dice: ha pasado tanto tiempo, ¿por qué deberían saber los chicos de 18 años quién estaba en el Gobierno cincuenta años antes que ellos nacieran? Bueno, será que la escuela fascista era muy rígida; pero el caso es que yo a mis 10 años sabía que el primer ministro en los tiempos de la marcha sobre Roma (veinte años antes) era Facta, y a mis 18 años sabía también quiénes habían sido Ratazzi o Crispi, que eran asunto del siglo anterior.
El hecho es que ha cambiado nuestra relación con el pasado, probablemente también en el colegio. Una vez nos interesaba mucho el pasado porque las noticias sobre el presente no eran muchas. Con los medios de masas se ha difundido una inmensa información sobre el presente, en Internet se pueden encontrar noticias sobre millones de acontecimientos que están pasando en este momento. El pasado del que no hablan los medios de masas, como por ejemplo las vicisitudes de los emperadores romanos o de Ricardo Corazón de León, e incluso las de la primera Guerra Mundial, pasan (a través de Hollywood e industrias afines) junto al flujo de información sobre el presente, y es muy difícil que un usuario de películas capte la diferencia entre lo imaginario y lo real. Este se aplasta o, en cualquier caso, pierde toda consistencia. Díganme ustedes por qué un chico que ve películas en la tele debe considerar que Espartaco sí existió y Vinicio de Quo Vadis no; que Iván el Terrible era real y Ming tirano de Mongo no, visto que se parecen muchísimo.
En la cultura estadounidense ese aplastamiento del pasado sobre el presente se vive con mucha desenvolura y puede ocurrir que un profesor de filosofía les comente lo irrelevante que es saber lo que dijo Descartes, visto que lo que nos interesa es lo que hoy en día están descubriendo las ciencias cognitivas. Se está olvidando que si las ciencias cognitivas han llegado hasta aquí porque con los filósofos del siglo XVII se empezó un determinado discurso, pero lo mas grave es que se renuncia a extraer del pasado una lección para el presente.
Muchos piensan que el viejo dicho de que la historia es maestra de vida es una trivialidad de maestro decimonónico, pero es verdad que si Hitler hubiera estudiado con atención la campaña de Rusia de Napoleón, entonces no habría caído en la trampa en la que cayó, y si Bush hubiera estudiado bien las guerras de los ingleses en Afganistán habría planteado de forma distinta su campaña afgana.
Puede parecer que entre el memo inglés que cree que Churchill era un personaje imaginario y Bush que fue a Iraq convencido de lograrlo en quince días hay una diferencia abismal, pero no es así. Se trata del mismo fenómeno de ofuscamiento de la dimensión histórica.


Umberto Eco es un filósofo y semiólogo connotado, además de autor de libros como "Baudolino", "El nombre de la Rosa" y de "El péndulo de Foucault".

sábado, 17 de mayo de 2008

LA VIGENCIA DE LA NOVELA


QUE NADIE DIGA QUE ES EL FIN DE LA NOVELA

La historia me la conocen algunos amigos. El primer trabajo serio que escribí fue una novela. Manuscrito que perdí a los pocos días de haberlo terminado. Doscientas veinte páginas a espacio y medio, escritas en máquina de escribir mecánica se perdieron en un cartapacio negro probablemente sobre la silla solitaria en una mesa del Queirolo. No hay edad para hacer idioteces y esa fue la mayor de todas. Más aun, no tenía mayores notas ni borradores de ella porque los deseché todos luego de hacer la última transcripción. Los procesadores de textos aún eran instrumentos un tanto tímidos con algunos escribidores. Después de la pérdida, sufrí un trauma novelístico y se me dio por escribir cuentos que, de perderse, serían menos traumáticos.
Ciertamente a muchos de mis amigos, de esos que todavía creen en mí, ya no les divierte la anécdota. Insisten en que se me está pasando el tren y que más vale una novela mediana que un gran conjunto de cuentos. No tengo por qué desdecir tal afirmación (aunque sí me parece que escribir cuentos es una cosa muy seria), sino aceptar que habría que terminar esas novelas cuyos borradores van dando de bandazos en mi mesa de trabajo.

El asunto me viene a cuento porque leo un artículo, en el suplemento Babelia, en donde se hace una defensa cerrada de la vigencia de la novela como género literario. El autor del artículo es el escritor Fernando Royuela, autor de la novela El rombo de Michaelis , Alfaguara, 2007. Asistimos en estos tiempos a debates bizantinos sobre la naturaleza de la novela orquestados de espaldas a la realidad. Todo empezó con el anuncio de su muerte, cuando al escritor Eduardo Mendoza se le ocurrió divulgar la tontería. Después otros recogieron el testigo y se lanzaron a hacer decálogos de inexcusable cumplimiento.
La novela no está muerta afirma el escritor y tengo que concordar con él, sólo como lector asiduo ( no me queda de otra también). La novela es un espacio inmenso en donde han cabido todas las variantes y aún queda mucho espacio para la aventura narrativa.
La novela carece de reglas. La novela es por excelencia el último bastión de la libertad creativa del individuo. La novela es el territorio de la fantasía, el trasunto imposible de la realidad, el big bang del pensamiento libre y el instrumento con el que el mundo se reinventa una y otra vez. Pura catarsis, puro caos, pura pasión.
Trabajar en una novela es una actividad sumamente agotadora y excluyente. Salvo contados casos de un gran profesionalismo en autores eficientes, escribir una novela implica ser casi absorbido por una realidad paralela cuyos bordes con esta realidad se hacen difusos al punto que, a veces, es muy difícil escapar de la ficción después de una jornada de trabajo creativo.
Ahora bien, como lector, la subyugación es también intensa y absorbente pues, leer una buena novela, implica adentrarse en una dimensión en donde los hilos de la lógica discurren de una manera particular. Una buena novela debe ser verosímil aun cuando algo dentro de ti algo te esté advirtiendo que es sólo una ficción.
La novela como vehículo de expresión artística ni está muerta, ni es predicable, ni es previsible. Toda visión del mundo tiene en ella cabida, todo estilo ubicación y toda narración asiento. Quienes no tienen una historia que contar, quienes carecen de visión del mundo o son incapaces de desarrollar un lenguaje propio gustan de exhibir su indigencia predicando por los medios el fin de la novela, su mutación genética o su retirada menstrual. Algunos de ellos deberían empezar por releerse el Lazarillo por si pudiera servirles como solución habitacional de su problema literario.
Por mi parte, si todavía me creen algunos amigos, prometo cerrar la novela de mis tormentos muy pronto. Pero, claro, seguro que primero saldrá en la parrilla otro librito de cuentos que también me obsesiona. Ni modo.


NUEVA NOVELA DE GARCÍA MÁRQUEZ

PARA ESTE AÑO, PROBABLEMENTE


A los 81 años, el escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982, sigue escribiendo con la obsesión de siempre. Al parecer, no solo estaba escribiendo el segundo tomo de sus memorias. La primera, Vivir para contarla, dejó mucho espacio para suponer que había todavía mucho que contar. Sin embargo, una noticia desde Radio Caracol dada por el director y amigo personal del escritor, Darío Arizmendi, anuncia que García Márquez "da los últimos toques" a una "novela de amor" que estará en las librerías antes de concluir 2008, Tuve la fortuna de estar este fin de semana en México con el escritor y puedo asegurar que le está dando los últimos toques a su nueva novela de unas 250 páginas", señaló el periodista.
Sin haber decido el título de la novela, y luego de haberla sacado de la "nevera", en donde estuvo guardada por mucho tiempo, ésta se encuentra en el final de su creación. No sería la primera vez ni el primer escritor, por supueso, que ha tenido una novela macerándose entre el tiempo y la reflexión. Sin salirme del autor, "Crónica de una muerte anunciada", el trabajo más redondo del autor, estuvo dándole vueltas en la cabeza por treinta y cinco años.
Según Arizmendi, la novela podría publicarse, incluso, entre agosto y septiembre. Si bien, su última creación, "Memorias de putas tristes", no tuvo la intensidad y contundencia que algunos esperaban (a mi sí me gustó), de García Márquez siempre se espera una agradable novedad narrativa.

viernes, 16 de mayo de 2008

DORIS LESSING SE ARREPIENTE DEL NOBEL


Ganadora del Nóbel


ABURRIDA DE LA FAMA


Resulta que la novelista británica, Doris Lessing – escritora de mayor edad en recibir el Nóbel – declaró ante las cámaras de la televisión británica estar fastidiada y hasta arrepentida por haber obtenido el connotado premio de la Academia Sueca. De paso, confesó, que ya se había gastado casi todo el dinero que recibió por el galardón: un millón y medio de dólares, (nada más).
Como era obvio, su vida ha dado un giro completo y gran parte de su tiempo lo tiene ocupado en entrevistas, fotografías y conferencias.
"Paré, no tengo energía para escribir. Por eso no dejo de decir a los que son más jóvenes que yo, que no se imaginen que siempre serán jóvenes", dijo en algún momento de la entrevista. En otro momento, se quejó:"Todo lo que hago es conceder entrevistas y dejarme hacer fotos".
Nacida en en 1919 en el actual Irán, Doris May Taylor vivió durante los primeros años de su vida en la ex colonia británica de Rhodesia del Sur, actual Zimbawe. Esto marcó su obra literaria posterior. Participante del Partido Comunista en algún momento, Lessing ha sido comparada con la francesa Simone de Beauvoir por sus ideas feministas. El cuaderno dorado (1962) es uno de sus libros más conocidos.

Esta noticia me trae a la memoria una larga conversación con un apreciado amigo que también se quejaba del enorme esfuerzo paraliterario que había que hacer para escribir. Había que aceptar largas entrevistas y responder a las mismas preguntas una y otra vez, poner la cara de circunstancia para las fotografías, hablar de la última novela tantas veces que se terminaba casi por desconocerla. Aparte de los largos viajes por avión, las interconexiones, la espera en los aeropuertos, las noches en cuartos de hotel en cuyo velador jamás habrá algún objeto que evoque a un ser querido. En el caso de mi amigo, un muy buen escritor por cierto, el asunto era inevitable porque muchos de esos compromisos tenían un explicación económica y, ni modo, había que asumirlos para tener dinero para la renta y para sobrevivir mientras se escribe la siguiente novela.
Recordábamos que años antes, en los inicios de la aventura, se acariciaba con cierta discresión la idea de ser famosos y de estar en el pico de la popularidad. El aura de la fama era una secreta ambición con la que nos relamíamos. Que distinto es todo detrás de las bambalinas, me contaba mi amigo. Y lo peor, me decía, que todo esto se hace para escribir y eso es lo que menos hago durante el día.

lunes, 12 de mayo de 2008

RECORDANDO A MARTÍN ADÁN Encuentro en el Dominical todo un suplemento dedicado a Rafael de la Fuente Benavides, conocido mejor como Martín Adán. Siempre es edificante recordar a los escritores iniciales con los que uno fue descubriendo la riqueza de literatura peruana. Bueno, cada quien empieza por donde puede cuando no hay una mano maestra que selecciona tus lecturas y discplina tus reflexiones con el fin de llevarte por el camino correcto del razonamiento. En este caso, en particular, no hubo error. Leer a Martín Adán siempre es un acierto si se quiere tener una cabal comprensión del apogeo de la intelectualidad peruana de aquellos espléndidos años veinte.

Años en los que polemizaban fervorosamente José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre quienes delineaban, equivocados o no, el pensamiento político del siglo que comenzaba. Luis Alberto Sánchez intentaba, aunque a trancazos indisciplinados, un perfil de la historia de la literatura peruana, Carlos Oquendo y Amat se extendía magistralmente por el vanguardismo cinco "Cinco metros de poemas". Jorge Basadre ya pensaba seriamente en el compendio de la historia del Perú y en una manera de presentarla desde una perspectiva moderna y académicamente madura.

Es, dentro de ese marco, que un joven de 20 años, lanza al ruedo una obra "narrativa" ( hay que llamarla de alguna manera) titulada "La casa de cartón", obra inicial que se constituiría en un adelanto formidable de la calidad de este escritor.

¿Qué pasó luego? Sobre eso hay mucho que se ha escrito y hay bastante de idealización romántica de un lado y malsanos juicios del otro. Martín Adán se dedicó integramente a la poesía y a la bebida, en ambas puso toda la pasión y todo el impulso, y ambas lo fueron consumiendo lentamente. Por ejemplo la imagen de un Martín Adán saliendo ocasionalmente del manicomio para perderse en los bares más sórdidos de esa Lima frenética de los años 50 y 60. Su colorado rostro siempre barbado y descuidado, su olor a cerveza, sus poemas escritos en servilletas o en cualquier papel que estuviera cerca de su mano. Rememorar a su editor Juan Mejía Baca siguiendo sus pasos para recoger sus poemas y transcribirlos fielmente para publicarlos luego. Esa imagen de bohemio consuetudinario fue llenando las fantasías iniciales de quienes pensábamos en la literatura como algo más trascendente que los lentos cursos de la universidad.
Es el tiempo el que nos hizo pensar con mayor seriedad y sin tanto idealismo por la vida trashumante del hombre, sino, más bien, en la obra del poeta y en esa su propuesta desoladora y solitaria como la resumen sus críticos.
Es muy acertada la edición del suplemento que el Dominical de El Comercio le dedica el domingo. Es un documento que se debe leer y luego guardar cuidadosamente para no dejar que el olvido consuma la obra de este gran poeta.
Dejó unos fragmentos extraídos de La casa de cartón para compartirlo con quienes tengan el afán de recordarlo o de conocerlo sólo en parte.
LA CASA DE CARTÓN (fragmentos)
Mi primer amor tenía doce años y las uñas negras. Mi alma rusa de entonces, en aquel pueblecito de once mil almas y cura publicista, amparó la soledad de la muchacha más fea con un amor grave, social, sombrío, que era como una penumbra de sesión de congreso internacional obrero. Mi amor era vasto, oscuro, lento, con barbas, anteojos y carteras, con incidentes súbitos, con doce idiomas, con acecho de la policía, con problemas de muchos lados. Ella me decía, al ponerse en sexo: Eres un socialista. Y su almita de educanda de monjas europeas se abría como un devocionario íntimo por la parte que trata del pecado mortal. (...)
Mi segundo amor tenía quince años de edad. Una llorona con la dentadura perdida, con trenzas de cáñamo, con pecas en todo el cuerpo, sin familia, sin ideas, demasiado futura, excesivamente femenina... Fui rival de un muñeco de trapo y celuloide que no hacía sino reirse de mí con una bocaza pilluela y estúpida. Tuve que entender un sinfín de cosas perfectamente ininteligibles. Tuve que decir un sinfín de cosas perfectamente indecibles. Tuve que salir bien en los exámenes, con veinte - nota sospechosa, vergonzona, ridícula: una gallina delante de un huevo-. Tuve que verla a ella mimar a sus muñecas. Tuve que oirla llorar por mí. Tuve que chupar caramelos de todos los colores y sabores. Mi segundo amor me abandonó como en un tango: Un malevo...
Mi tercer amor tenía los ojos lindos, y las piernas muy coquetas, casi cocotas. Hubo que leer a Fray Luis de León y a Carolina Ivernizzio. Peregrina muchacha... no sé por qué se enamoró de mí. Me consolé de su decisión irrevocable de ser amiga mía después de haber sido casi mi amante, con las doce faltas de ortografía de su última carta. Mi cuarto amor fue Catita. Mi quinto amor fue una muchacha sucia con quien pequé casi en la noche, casi en el mar. El recuerdo de ella huele como ella olía, a sombra de cinema, a perro mojado, a ropa interior, a repostería, a pan caliente, olores superpuestos y, en sí mismos, individualmente, casi desagradables, como las capas de las tortas, jenjibre, merengue, etcétera. La suma de olores hacía de ella una verdadera tentación de seminarista. Sucia, sucia, sucia... Mi primer pecado mortal

domingo, 11 de mayo de 2008

LIMA NO CAMBIA

EL PAIS DE TULA

Por Pedro Ortiz Bisso

El día en que Tula Rodríguez dio su 'mensaje a la nación' - martes 6 de mayo del año en curso - la Comisión de Fiscalización del Congreso levantó el secreto bancario a 21 personas involucradas en el Caso Banmat, Hernán Fuentes anunció que sometería a referéndum el TLC en Puno, subió el balón de gas y los muertos en Birmania por el ciclón Nargis ya se calculaban en 50.000. Sin embargo, ninguna de estas noticias le hizo sombra a la revelación de que la ahora ex animadora de televisión estaba embarazada del esposo de Gisela Valcárcel. Y como yapa, para darle más gasolina al morbo popular, renunció a su programa en vivo y en directo, dizque para llevar su embarazo sin contratiempos.
Que un episodio farandulero acapare titulares y la habladuría nacional no es patrimonio de estas tierras. Ahí están las Britney, Paris y Lindsay cuyas mataperradas - para ser generosos en el término - suelen apoderarse de las primeras planas en medio mundo. Además, el anuncio de Tula tenía ingredientes suficientemente condimentados para alimentar el chisme y darle a los programas de televisión de esa noche picos de ráting históricos. No había quién no quisiera conocer los detalles de ese triángulo de aristas insospechadas.

Pero más allá de si Tula renunció o la renunciaron -como ha precisado la jefa de Relaciones Públicas de su canal -, si Javier Carmona sabía de su embarazo o si Gisela hizo bien en dar la cara, lo menos feliz de esta situación fue el carnaval de prejuicios que se desencadenó, alimentado hasta por algunos allegados a la propia animadora, que con evidente candor no podían ocultar su felicidad porque su amiga iba a tener un hijo con un gerente.
Comentarios del tipo "la hizo" o "atrapó a un gerente" desnudan una vez más ese costado prejuicioso y cavernario de nuestra sociedad, hecho verbo en el raje maledicente y acomplejado que brota sin tapujos en la casa de esteras, la quinta de losetas o la más lujosa mansión.
El racismo, la discriminación, no tienen una sola ruta, van de arriba hacia abajo, en viceversa y de lado a lado. Es un virus incrustado en la piel, asentado en el inconsciente, que nos sigue costando mucho extirpar.
Extraído de El Comercio

jueves, 8 de mayo de 2008


Preocupaciones en torno a pensar y escribir

Carlos Francia
Licenciado en Ciencias de la Educación Uruguay

Mi pensamiento es desordenado, quiero decir: corriente. A cada paso, entre ideas, se anteponen razonamientos que engendran también sus paréntesis (¡largos paréntesis!, protestan mis amigos). Esta patología continúa, potencialmente, hasta el infinito, agotando mis esfuerzos de escritor. Creo que el problema es común.
No es escepticismo pesimista comprender que no podemos salir del prólogo de una idea, avanzar a pasos firmes en el devenir del pensamiento, en la corriente del pensamiento, sino a manos de algunos ejercicios lógicos que estructuran, antes de comenzar, lo que deseamos comunicar; es decir: lo que hemos pensado entre tantas disgregaciones, entre tantas idas y vueltas a una idea. Lo que sucede, lo que yo siento que me sucede, al avanzar en mi escritura, si la pereza no me tira al sillón, es que comienzo a abandonar la razón y, paulatinamente, mi ser discurre entre los asuntos que conciernen al sentimiento (siempre caótico), no a la razón.

Sucede, en realidad, que me escurro; no es que incurro o discurro por razonamientos intrincados, aunque podría aceptarlo. Un ejemplo: supongamos que deseo hablar sobre educación. Establezco un orden, quiero decir, pienso y comienzo a desarrollar una idea, a esta idea sigue otra, y después otra, y otra, hasta construir un tapiz sobre el cual he ubicado, en orden descendente, los pensamientos que ha suscitado el problema educación. Así, lo que construyo es una trama de pensamiento que sostiene mi sentir. Pero me siento apretado, ahogado por la trama.

En cambio, sucede diferente cuando simplemente intento escribir, quiero decir: decir simplemente. Siento que la trama que debe sostener con rigurosidad un tema, para poder ser comunicado académicamente, no es importante; es más, considero que esa trama limita las posibilidades de profundizar mis ideas; entonces me escurro; no discurro, me escurro entre una trama abierta, me caigo entre su cuadrícula y me escurro. Además (general), cuando miro ese montón de lodo que queda debajo de la trama entre la que me escurrí, siento no estar conforme y pienso: así es imposible pensar; pensar es generalizar, es dar formas comprensibles. Entonces comienzo a creer que debo armar una figura con ese lodo; darle forma a mi ser escurrido (monstruos lógicos que esculpo en la tarea).
El problema es qué hacer: ¿aceptar la rigurosidad de la trama que me impone un sistema de razonamiento arbitrario y construir esculturas correctas pero vacías; dejar los montones incomprensibles del lodo de mi ser escurrido; o construir monstruos, esculturas incorrectas pero llenas de mi ser amorfo?
Por un lado, no se puede pensar sin un sistema que impida que nuestro ser se escurra por completo y la comunicación se torne imposible; por otro, no se puede avanzar hacia la libertad de pensamiento sin modificar esa trama por la cual se escurre nuestro ser cuando pensamos y comunicamos, y que convierte al ser escurrido en una escultura comprensible y nuestra. Este problema, que ha nacido del lodo de mi ser escurrido, es un problema que concierne a las reflexiones sobre educación: el problema de la socialización o pensamiento común y el problema de la libertad o pensamiento autónomo. Pero no quiero hablar de eso; lo que quiero es pensar sobre la libertad de pensar sin dejar a un lado mis percepciones con respecto a la temperatura y las estaciones, con respecto al sol afuera...

martes, 6 de mayo de 2008

VALLEJO EN EUROPA



HOMENAJE A VALLEJO EN EUROPA

Es cierto que mencionar a Vallejo como uno de los poetas más trascendentes de la poética castellana es una afirmación que, de haberse dicho tanto, podría dejar de tener contundencia; pero no hay de otra porque es así y punto. Con el tiempo, la poesía vallejiana ha sido confirmada en su singularidad como de las más importantes en el entorno mundial.
Por ejemplo, este mes, desde el sábado 10 hasta el lunes 12 de mayo, la Editorial Gorée va a rendir un homenaje a César Vallejo y al Perú con ocasión de la Feria Internacional del Libro de Turín.
Dicho de otra manera, una de las más grandes ferias literarias en Europa tendrá los ojos y los oídos atentos en el poeta peruano. Participarán artistas como Tania Libertad quien ofrecerá un concierto. Así como las presentaciones de los escritores José Luis Ayala y Eduardo González Viaña, aparte de los peruanistas Antonio Melis de la Universidad de Siena y Riccardo Badini de la Universidad de Cagliari.
Entiendo que, acompañados por Tania, Ayala, Melis y Gonzalez Viaña se leerá a Vallejo en quechua, aymara, italiano y castellano.
Entonces no está demás una relectura de la poesía de Vallejo, de aquellos que nos vienen acompañando desde el colegio como de los otros, los más extraños, los de lenguaje y construcción más oscura, pero no menos impactante.

LOS CORRECTORES DE ESTILO


LAS DESVENTURAS DE UNA CORRECTORA

He publicado algunos libros, no todos los que quisiera ni de los mejores asuntos que hubiera querido. En fin, esa es otra queja que no viene a cuento por aquí. A lo que iba era a recordar que, de tanto en tanto, debía pasar por las oficinas de la editorial para revisar los trabajos previos antes de la impresión y discutir con el corrector sobre algunos asuntos del libro. Es decir, asuntos de construcción sintáctica, de vocablos y hasta de estilo. Nunca he tenido los encontronazos de los que otros se quejan; pero confieso que a ratos la cosa se ponía difícil, por decir los menos. A propósito de ello, y dado que también me ha tocado ejercer, a veces, de corrector de libros transcribo un articulo de Maritornes, una correctora española, quien desgrana en su bitácora las desventuras de su profesión con quejas que comparte en gran medida con sus colegas tanto del viejo continente como de este lado.

Por Maritormes, blog Corte y Corrección

Hoy mi «jefe» (entre comillas, porque a efectos prácticos no soy empleada de nadie, vil ilusión que alimenta mis días y mis noches, la verdad) me ha dicho que no hay correctores. En realidad, venía a decir que cuesta mucho encontrar correctores profesionales con experiencia; que hay mucho joven que se lanza a la aventura de hacer cursos de corrección, pero que el profesional vocacional con diez años de experiencia escasea. Y es la pescadilla y su cola de siempre. Si a esos jóvenes de los cursitos no se les da una primera oportunidad, ¿cómo demonios van a acumular experiencia? Sólo yo sé (y se lo decía hoy) lo que cuesta entrar en esta sacrosanta secta. Yo he sido la joven del cursito, eso sí, filóloga vocacional, sin experiencia ninguna. Yo lloraba por las noches. Yo ganaba 720 euros al mes por atender las reclamaciones de los usuarios de Iberia. Nunca esperéis nada de una empresa que paga ese sueldo a sus empleados. Nunca esperéis que me importe una mierda la pérdida de vuestra maleta, aunque dentro de ella estuvieran las cenizas de vuestra madre. Por 720 euros me meo sobre las cenizas de quien sea. Cuando os pierdan la maleta y os indignéis por el trato al que os someten, pensad sólo en lo que cobra el que os atiende. Y muchas más cosas, que ahora no vienen al caso.
Pero yo he llorado por las noches. No porque ganara 720 euros, sino porque quería ser correctora. Así que mi vocación existe, está ahí. Y mi sueño no es sacarme una plaza de funcionaria (otra de las quejas de mi jefe, según el cual, al cabo de unos pocos años de profesión, todos desertamos hacia puestos en la Universidad o en lo que se tercie). Y yo me pregunto: ¿a alguien le extraña? ¿A alguien le extraña que el corrector esté harto de que no se contemple su figura profesional en la nómina de las empresas? Nadie nos contrata. Yo ahora sé que tengo trabajo bien remunerado hasta septiembre, pagándome yo misma la seguridad social, claro. ¿Qué haré en octubre? Pues que me conteste mi jefe, no te jode.
Contrátennos en nómina y páguennos dignamente. Nadie desertará. No sean hipócritas, coño. La vocación no existe; es un concepto burgués. Si me pagaran diez veces más por barrer la oficina en la que trabajo, preferiría ser limpiadora. Valórenme. Yo a mi jefe lo aprecio mucho. Me conoció hace cuatro años. Yo era una becaria que llegó a su puerta dispuesta a trabajar gratis, y ha sabido adaptarse a mi evolución. Siempre me ha tenido en cuenta. Ha cumplido mis expectativas. Cuando acabé mis estudios me llamó, y ahora trabajo para él. Le estoy muy agradecida. Pero su queja me parece irreal, hipócrita, ilusoria. Si en septiembre te desentiendes de mí, no esperes que esté disponible de nuevo al cabo de cuatro meses. A lo mejor me he casado, me he hipotecado, me he quedado preñada y me he vendido a la nómina de una universidad o de una fábrica de zapatos. Porque eso de no cobrar durante dos o tres meses los seres humanos no lo llevamos bien. Nunca habrá correctores profesionales. Siempre será una «segunda» profesión, mientras vosotros, autores y editores, lo consideréis una segunda profesión. ¿De qué os quejáis? La gente se pliega a vuestros deseos. Pero yo pude entrar en la Universidad antes de ser correctora, y pude ascender en Iberia, y pude hacer muchas cosas. Sin embargo, soy correctora vocacional. No estoy aquí circunstancialmente. No tengo planes asalariados; me aburren. Sueño con invadir las editoriales de correctores. No quiero montar mi empresita cutre de servicios editoriales, ésas que tanto proliferan y de las que se sirven todas las grandes editoriales. Yo no quiero ser la subcontrata de nadie. No quiero ser funcionaria, ni profesora, ni «ayudante editorial» (eufemismo de gilipollas que corrige y hace cien mil cosas más por mil euros al mes). Como mucho, un día, ese día, seré editora y publicaré mis propios libros. Pero seré fiel al gremio por el que he apostado tanto. Yo aspiro a acumular toda la experiencia posible. Me quiero quedar aquí. ¿Quién tiene huevos de ofrecerme las condiciones para quedarme? Nadie. Ésa es la cruda realidad. Así que callaos la boca. Y dad gracias a Dios porque vuestros libros salgan al mercado sin erratas. Es un milagro.

LA REVOLUCIÓN QUE NO FUE (MAYO-68)




MAYO DEL 68

Mayo de 68 fue uno de los símbolos históricos con los que soñé en la adolescencia. Después de todo eran los años en donde los ideales humanistas aún tenían cabida. Yo tenía menos de diez años cuando las calles de París se escandalizaron con las marchas coloridas, frenéticas, espontáneas de miles de jóvenes quienes, entre otras cosas, proclamaban aquello de "prohibido prohibir". Aun muchos años después: los rumores de las marchas coloridas, la melodía de aquellas canciones melosamente poéticas, los gestos épicos de los jóvenes tratando de colocar una flor en la boca de los fusiles, los gritos que reclamaban un nuevo mundo, el que sea, pero de ninguna manera el mundo que imponía el odioso sistema. Todo ello sigue siendo recordado como uno de los gestos inútilmente más heroicos que recuerde la historia contemporánea.
He preguntado mucho a quienes tuvieron la oportunidad de vivir la gesta de ese mes de otoño del 68. No hay una respuesta común para explicar cómo así las masas universitarias arreciaron una protesta espontánea cuyo liderazgo era difícil de determinar. Situación que, al parecer, desconcertó a las autoridades. Eran todos y aquello no era fácil de explicar en la lógica de los represores. ¿Cuáles fueron los acontecimientos que llevaron a esa rebelión de las masas principalmente estudiantiles? Pudo ser la violencia de la guerra genocida contra Vietman, el horror de la guerra nuclear, la masacre de Praga por los tanques de la Unión Soviética, el hastío que había contra el sistema que había programado la vida los que venían sin lugar a la espontaneidad. Todo eso quizás.
Un apreciado amigo francés, que por estos meses se humedece y casi se oxida en la ciudad de Lima, y a quien lamento no ver con la frecuencia que me gustaría, alguna vez me dio su apreciación sobre lo que vio en el París de aquel tiempo. Claro que me lo dijo luego de una larga sesión de vinos y de aguardiente peruano del más recio. "En pocas palabras - me contó - la cosa fue que a la gente le llegó a las pelotas la manera como estaba el mundo. Y el asunto siguió hasta que se acabó todo el vino y la marihuana disponible". !Tal vez, en parte, puede ser! Sin embargo transcribo algunos graffitis que copio del blog de Max Palacios para tener una mayor lectura de ese Mayo del 68.
"¡Viva la comunicación! ¡Abajo la telecomunicación!" Odeón

"Dios: sospecho que eres un intelectual de izquierda" Liceo Condorcet

"Las paredes tienen orejas. Vuestras orejas tienen paredes" Ciencias Políticas

"La barricada cierra la calle pero abre el camino" Censier

"¡¡¡ Te amo !!! ¡Oh, díganlo con adoquines" Nanterre

"La acción no debe ser una reacción sino una creación" Censier

"Somos todos judíos alemanes" Sorbona

"Camaradas: proscribamos los aplausos, el espectáculo está en todas partes" Nanterre

"El que habla del amor destruye el amor" Nanterre

"Es necesario llevar en sí mismo un caos para poner en el mundo una estrella danzante (Nietzche)" Odeón

"Tomemos en serio la revolución, pero no nos tomemos en serio a nosotros mismos" Odeón

"Viole su alma mater" Nanterre

"Cuando la asamblea nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros burgueses deben convertirse en asambleas nacionales" Odeón

"No es el hombre, es el mundo el que se ha vuelto anormal (Artaud)" Nanterre

"No es una revolución, majestad, es una mutación" Nanterre

"El patriotismo es un egoísmo en masa" Sorbona

"La burguesía no tiene más placer que el de degradarlos todos" Fac. de Derecho - Assas

"La imaginación no es un don, sino el objeto de conquista por excelencia (Breton)" Condorcet

"Pensar juntos, no. Empujar juntos, sí." Fac. de Derecho - Assas

"Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza." Ciencias Políticas

"Los que tienen miedo estarán con nosotros si nos mantenemos firmes." Fac. de Medicina

"Gracias a los exámenes y a los profesores el arribismo comienza a los seis años." Sorbona

"Decreto el estado de felicidad permanente." Ciencias Políticas

"Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición." Sorbona

"Un solo week-end no revolucionario es infinitamente más sangriento que un mes de revolución permanente." Fac. de Lenguas Orientales

"Cambiar la vida. Transformar la sociedad." Ciudad Universitaria

"¡Franceses, un esfuerzo más! (Marqués de Sade)" Sorbona

"La novedad es revolucionaria, la verdad también." Censier

"Queremos las estructuras al servicio del hombre y no al hombre al servicio de las estructuras.
Queremos tener el placer de vivir y nunca más el mal de vivir." Odeón

"El arte ha muerto. Liberemos nuestra vida cotidiana." Sorbona

"Escuela de la calle." Calle de las Escuelas"

"Un policía duerme en cada uno de nosotros, es necesario matarlo." Censier

"La vida está más allá." Sorbona

"Abraza a tu amor sin dejar tu fusil." Odeón

"Las jóvenes rojas cada vez más hermosas." Medicina

"Y sin embargo todo el mundo quiere respirar y nadie puede respirar; y muchos dicen 'respiraremos más tarde'. Y la mayor parte no mueren porque ya están muertos". Nanterre

"La revuelta y solamente la revuelta es creadora de la luz, y esta luz no puede tomar sino tres caminos: la poesía, la libertad y el amor. (Breton)" Fac. de Derecho - Assas

"La imaginación toma el poder." Sorbona

"En los exámenes, responda con preguntas." Sorbona

"Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre." Sorbona